domingo, 25 de noviembre de 2012

BORGES, DOSTOIEVSKI y los DEMONIOS

Borges imaginó a Dostoievski como una suerte de gran Dios insondable, capaz de comprender y justificar a todos los seres. Nos cuenta acerca de su descubrimiento del autor ruso: 
En 1915, en Ginebra, leí con avidez Crimen y Castigo, en la muy legible versión inglesa de Constance Garnett. Esa novela cuyos héroes son un asesino y una ramera me pareció no menos terrible que la guerra que nos cercaba. Busqué una biografía del autor. Hijo de un cirujano militar que murió asesinado, Dostoievski (1821-1881) conoció la pobreza, la enfermedad, la cárcel, el destierro, el asiduo ejercicio de las letras, los viajes, la pasión del juego y, ya en el término de sus días, la fama. Profesó el culto de Balzac. Envuelto en una vaga conspiración, fue condenado a muerte. Casi a pie del patíbulo, donde habían sido ejecutados sus compañeros, la sentencia fue conmutada, pero Dostoievski cumplió en Siberia cuatro años de trabajo forzado que nunca olvidaría. Estudió y expuso las teorías de Fourier, Owen y Saint Simon. Fue socialista y Paneslavista...."
Aunque no se pueda achacar a la falta de pericia o a la ignorancia de Borges, ciertamente que en esta brevísima aproximación al genio de las letras rusas, el escritor argentino omite, cuando no confunde algunos hitos de la vida de Dostoievski. Creemos que se debe a la finalidad escueta y con un "telos" exclusivamente introductorio, cuando no, netamente pedagógico que reviste el texto que nos convoca y que oportunamente citaremos. 
Una omisión importante es el "pathos" psicológico que a modo de impronta perenne marcará la vida del escritor desde esa maldita y oscura fatalidad que será la muerte de su padre y en las circunstancias horrendas que acompañan a la misma. Esto se pondrá de manifiesto en obras de la significación de los "Hermanos Karamasov", por citar un efecto inmediato a esta causa remota.
Hay alguna que otra impresición que merecería ser señalada: no tan sólo al fin de sus días llegará esa fama merecida, sino que ya con su primera obra: "Pobres Gentes" Dostoievski alcanzaría un lugar en el Olimpo de los escritores consagrados. Logro, que muy pronto se esfumará, y que lo llevará a vivir una vida disipada e inescrupulosa que lo dejaría al borde de la ruina absoluta. Ruina que se originará a partir de un emprendimiento editorial desastroso  y sobre todo al sometimiento de la pulsión lúdica (Véase su obra: "El Jugador") que lo dejaría fallido y profundamente perturbado en su moral. Y paradoja antojadiza del destino o capricho de la ventura de los dioses, este facto será el que obligará al escritor a signar contratos leoninos, con tiempos de entrega de material exiguos, que a posteriori se transformarán en monumentos de la literatura universal. 
Salvaguardando estas advertencias, es justicia aseverar que lo más noble y excepcional en el discurso de Borges llega cuando literalmente expone: 
En el prefacio de una antología de una literatura rusa Vladimir Nabokov declaró que no había  encontrado una sola página de Dostoievski digna de ser incluida. Esto quiere decir que Dostoievski no debe ser juzgado por cada página sino por la suma de páginas que componen el libro.
Esta sola reflexión vale la pena para introducirnos en la lectura de esta breve reseña que Borges incluiría en su libro "Biblioteca Personal". Vid. J. L. Borges, Biblioteca Personal, Alianza Editorial, S.A., 1998, págs. 40-42. 

NOTA: Borges leyó "Crimen y Castigo" como se cita en el texto desde una versión inglesa. Versión que nos consta de un respeto minucioso del original eslavo, aunque para los lectores de habla hispana hay diversas versiones en lengua castellana dignas y facilmente asequibles. Sirva como ejemplo: Fiódor Dostoievski, Crimen y Castigo, Random House Mondadori, S.A., Barcelona, 2006, ya tiene una quinta edición de noviembre 2011, con una buena traducción que hiciera el maestro Rafeal Cansinos Assens. 


La foto está tomada del sitio: alphabook.ru y su divulgación en nuestro sitio no tiene ninguna finalidad comercial. 

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